En España el periodismo es un
oficio, no una profesión. Muchos han dictado que la labor del periodista no es
lo suficientemente relevante como para llegar a ser una profesión. Por ello no
debería tener reconocimiento legal y, mucho menos, reconocimiento de sus profesionales.
Incurriendo en el error de excusarnos
diciendo que el periodismo es un oficio y no una profesión, simplemente estamos
alimentando una bola por la cual no se considera tan importante el
periodismo. De hecho, se considera tan
poco relevante que cualquier persona, aunque no tenga titulación de periodismo,
pueda trabajar como ello.
No es de extrañar entonces que
muchos licenciados o graduados en Periodismo estén en la calle. Normal, si
todos los puestos de trabajo están ocupados por sociólogos, historiadores o
simplemente, por personas que escriben bien.
A la hora de buscar trabajadores
para una empresa periodística o un gabinete de comunicación se debería pedir
explícitamente tener una carrera universitaria especializada en comunicación, o
al menos, estudios relacionados con el tema.
Sin duda, el problema principal
se encuentra en que las empresas periodísticas son privadas y no pertenecientes
al Estado. A priori es una decisión acertada, pues así se evita un control por
parte del Estado que podría ser censurante. Sin embargo, por culpa de la
inexistente regulación que existe de la profesión periodística, no se pueden
establecer criterios para ver quién puede y quién no puede trabajar en una
empresa de comunicación. Es de esperar que los empresarios de la comunicación
españoles quieran para su empresa personas que sepan hacer el trabajo bien
independientemente de si son licenciados o no. Nadie les va a pedir que sus
trabajadores sean periodistas, ningún policía va a ponerles una multa por no
tener dicha titulación, nadie dirá nada.
Por supuesto, las únicas personas
afectadas son los periodistas titulados o los alumnos que intentan sacarse la
carrera de Periodismo. A nadie más le importa que hayan periodistas formados
haciendo la cola del paro, mientras que un señor o señora que ni siquiera ha conseguido la ESO escribe las
noticias que lee cada día en su periódico habitual.
Los periodistas debemos luchar
por nuestros derechos y conseguir que el oficio se convierta en profesión.
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