Estaba moribunda en una oscuridad
latente, tenía miedo y no le hacía frente. Todavía me resulta extraño pensar
que estoy viva. Por mucho que me despierte cada día, sigo pensando que esto no
es real, que quizás un día acabe y ya no lo tenga más. El miedo está ahí, no lo
puedo evitar.
No quería volver a abrir mi corazón de esta manera, ahora
soy más frágil que nunca. La fragilidad deriva en una felicidad que nunca antes
había sentido, así que tampoco lo veo tan mal. Pero sé que cualquier cosa podría
acabar conmigo.
¿Y si algo va mal? ¿Quién me ayudará? Lo que tienes en un
momento se puede esfumar de la misma manera en la que llegó…y por eso tengo
miedo.
Quizás un miedo irracional que no acabará nunca
cumpliéndose, pero es mejor así. Tampoco quiero llevarme desilusiones. Porque
mi corazón es frágil, ahora más que nunca.
Ya lo he decidido, te necesito
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